La Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) es una enfermedad neurodegenerativa rápidamente progresiva, caracterizada por una pérdida gradual de las neuronas motoras (o motoneuronas) superiores e inferiores. Estas motoneuronas, que controlan el movimiento de la musculatura voluntaria; disminuyen gradualmente su funcionamiento y mueren.
La consecuencia de la desaparición de las neuronas motoras en la corteza cerebral; tronco del encéfalo y médula es una debilidad muscular que avanza amenazando gravemente la autonomía motora; la comunicación oral, la deglución y la respiración. Es decir, los pacientes comienzan a tener problemas en funciones básicas como caminar, tragar, hablar o levantarse de la cama.
Las causas de la ELA se desconocen. La ciencia aún no ha logrado establecer la secuencia que origina la ELA; sin embargo, se está demostrando que la ELA es una enfermedad que responde a una combinación de factores genéticos y no genéticos.
Los síntomas iniciales de la ELA son muy inespecíficos, lo que da lugar a que, por un lado, el paciente suele tardar en consultar y, por otro, a que el médico, dada la baja incidencia de la enfermedad, no tenga en consideración esta patología en el diagnóstico diferencial.
No existe tratamiento curativo de la enfermedad. No obstante, el tratamiento sintomático resulta especialmente relevante y se ha comprobado que aumenta la supervivencia. Las primeras actuaciones y el diseño de la atención debe comenzar lo antes posible por lo que es fundamental el diagnóstico precoz.
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En ella tenemos una foto fija que nos permite ver el avance de la investigación y del tratamiento a enfermos de ELA con el paso del tiempo.
Uno de cada 300 cántabros padecerá ELA en algún momento de su vida.